P. Julio Caldeira, imc
Este día 9 de diciembre de 2012 se
quedará marcado en la mente y en el corazón de muchas personas en Sucumbíos –
Ecuador, pues después de muchas turbulencias y temores, la vida pastoral se
demuestra viva con la inauguración de la Parroquia Personal Indígena Ntra. Sra.
de Guadalupe.
El día comenzó con la acogida de los
participantes provenientes de cinco cantones (municipios) de la provincia de
Sucumbíos (Putumayo, Cuyabeno, Shushufindi, Lago Agrio, Cascales y Gonzalo
Pizarro). En seguida hubo una procesión con la imagen de la Virgen de Guadalupe
y la celebración eucarística de inauguración de la parroquia personal, con
elementos inculturados de los varios pueblos presentes en Sucumbíos.
Pero algunos pueden preguntar: ¿qué
es una parroquia personal? Respondiendo a eso, el Código de Derecho Canónico,
en el canon 518, dice: “… donde convenga, se constituirán parroquias personales
en razón del rito, de la lengua o de la nacionalidad de los fieles de un
territorio”. El decreto de erección firmando por Mons. Paolo Mietto,
Administrador Apostólico del Vicariato de Sucumbíos, con fecha de 8 de
diciembre de 2012, dice “que existen en el territorio del Vicariato numerosas
poblaciones de diferentes etnias, especialmente kichwas. Y que es recomendable
que existan misioneros/as que se dediquen específicamente a la pastoral
indígena (…), constituimos la Parroquia Personal Nuestra Señora de Guadalupe”.
Teniendo en cuenta esto, la parroquia está conformada
por alrededor de 85 comunidades indígenas de las nacionalidades kichwas,
shuaras y cofanes, presentes en la provincia de Sucumbíos. La actividad
pastoral, como hace ya varias décadas (desde
el tiempo de los padres carmelitas descalzos) se llevada a cabo por os
Servidores Catequistas del Vicariato
junto con los Equipos de Pastoral Indígena, identificados por la sigla
EPI: EPI San José (Hnas. Lauritas), EPI Abya Yala (Colegio Intercultural
Bilingüe – Hnos. Maristas y Hnas. Carmelitas del Sagrado Corazón), EPI Ríos
(Misioneros de la Consolata), EPI Migrantes (misionera Isabel Asimbaña) y EPI
Centro (coordinación de la pastoral indígena y Hna. Magdalena Blaser). Para llevar adelante este trabajo, en los
próximos años la coordinación será llevada adelante por los Misioneros de la
Consolata.
Las actividades del día siguieron con un hermoso
momento cultural, con danzas típicas de las varias nacionalidades y se clausuró
con un almuerzo comunitario.
Nosotros hoy, como
hace ya tanto años Juan Diego, seguimos
experimentamos el amor y el cariño
materno de nuestra Mamita la Virgen de Guadalupe y su predilección por los
sencillos de corazón. Ella nos invita a poner todo nuestro corazón, nuestra
mente, nuestras comunidades, nuestra Madre Tierra en sintonía con el Espíritu
de su Amado Hijo, Jesús para que la Nueva Tierra se vaya haciendo más visible. Juntos/as caminamos para tener una Iglesia
inculturada con rostro, corazón y pensamiento indígena.
Nuestra Señora de Guadalupe, Madre y Consuelo de
los Pueblos Indígenas, ¡ruega por nosotros!
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