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terça-feira, 18 de agosto de 2015

El perdón libera y la rabia paraliza


Quiero exponer aquí dos ejemplos valiosos con el propósito de mostrar cómo la rabia paraliza y el perdón libera. Los tomo de mi reciente viaje a México: el primero es el de los padres de los 43 jóvenes desaparecidos en Ayotzinapa y el segundo es el de los padres de los 97 niños quemados -49 muertos y el resto con heridas severas de por vida- de la guardería del ABC en Hermosillo. Ambos casos han movilizado masivamente a los mexicanos y han generado toda suerte de solidaridades, entendible por el drama humano que representa para cada una de las familias.

Esta primera semana de agosto, mientras un grupo de los padres de la guardería ABC terminaban con alegría el proceso de las Escuelas de Perdón y Reconciliación (ESPERE), en Ayotzinapa, la rabia, el miedo, el rencor y la venganza eran todavía sentimientos virales que infectaban perversamente a toda la región.

Y mientras los papás y mamás del ABC decidían cambiar su logo de ‘Ni perdón, ni olvido’ por el logo de ‘Nunca más’, un paso gigantesco en la forma como se asumen en el presente y en el futuro los hechos dolorosos, aquel primer logo peligroso de ‘Ni perdón, ni olvido’ seguía enarbolado en Ayotzinapa, infectando como el peor de los virus a todos los habitantes de México. Grandes anuncios colocados en muchas paredes anunciaban que ‘vuestra rabia es nuestra rabia’.

Por todo esto, creo que nada es tan convincente como leer el mensaje que los mismos padres del ABC escribieron al terminar su proceso de perdón y reconciliación en las ESPERE.

Mensaje  de los Padres de la Guardería ABC sobre el perdón y la reconciliación

“Nosotros, un singular grupo de personas que hemos vivido un marcado y lacerante dolor a partir de la pérdida de nuestros pequeños hijos en 2009. Nosotros, familias y amigos que hemos vivido de cerca acompañando este caminar de luto y lucha..., decidimos hacernos un espacio y regalarnos un tiempo para aprender a ver los hechos, nuestra vida y nuestro futuro con otra mirada: la de la compasión.

Este dolor, como el de muchas personas en este país y en el mundo, “ha sacado lo peor de nosotros”, a través de la rabia, el rencor, los deseos de venganza, las emociones que  aunque inicialmente nos sirvieron, a la larga, nos han disminuido como personas, acabaron nuestra salud, nuestras relaciones interpersonales y, por supuesto, han dañado a nuestra familia. Pero nuestra humanidad, que ha sido trastocada por el dolor más lacerante que cualquier padre y madre puede sufrir, también nos ha impulsado  a “sacar lo mejor de nosotros”, y eso lo queremos hacer crecer y compartir por la sensibilidad, la solidaridad, la empatía y el coraje para buscar la verdad, la justicia como condiciones para la paz: ¡nuestra paz!

El tiempo y la vida nos han puesto en la necesidad de aprender que el perdón es una decisión personal, es ir haciendo un camino en el que nos liberamos de aquello que nos autodestruye y nos conduce a salir de nuestra condición de víctimas. Hacerlo acompañados, consideramos que es el mejor camino para esta situación tan vulnerable. Por eso hemos descubierto en ESPERE, las Escuelas de Perdón y Reconciliación, un medio eficaz que nos ayuda a convertirnos en sujetos promotores de paz, con nuestra dignidad restaurada en primer lugar por nosotras y nosotros mismos, cambiando la memoria ingrata en memoria grata. El perdón no ha cambiado nuestro pasado, pero si nuestro futuro.

Queremos ofrecer este humilde testimonio invitando a quienes padecen el dolor de la violencia a darse la oportunidad de ejercitarse con estos medios porque somos clave en nuestra construcción de otra paz; pensamos a menudo en los demás familiares que perdieron a sus pequeños en la Guardería ABC, quienes ya iniciaron este proceso hace unos meses y quienes deseen unirse para vivir esta experiencia; también en las familias de los jóvenes de Ayotzinapa, en Guerrero o en las familias de jovencitos del News Divine, en la cuidad de México, así como tantas víctimas cuya memoria se borra en el silencio.

Damos testimonio de que es posible pasar de la rabia a la bondad, del dolor a la esperanza y hay muchas experiencias dadoras de sentido para nuestra vida, que nos permiten trascender en la búsqueda de justicia desde la compasión y la ternura de nuestros hijos.

Con esfuerzo y constancia las cosas avanzan.

A 74 meses de lucha por 49 razones.
Los Padres de los Niños de la Guardería del ABC”


Fuente: Fundación para la reconciliación

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