MINUTO DE LA FE - DIARIAMENTE TRASMITIDO POR LA RADIO SUCUMBÍOS
RESUMEN DE LA "PORTA FIDEI" (del 7 de enero a 2 de febrero de 2013)
7 enero: INTRODUCCIÓN: ¿Ya leíste la
Carta Apostólica «Porta Fidei» en donde el Papa Benedicto XVI convoca al año de
la fe que ha comenzado el 11 de octubre de 2012, en el aniversario de cincuenta
años de la apertura del Concilio Vaticano II, y terminará en la solemnidad de
Jesucristo, Rey del Universo, el 24 de noviembre de 2013? Para los que no han
tenido oportunidad de leer la Carta del Papa intitulado “Porta Fidei” (La
puerta de la fe), diariamente iremos reflexionar una partecita. Acompáñenos y
profundice elementos esenciales de su fe.
8 enero: “«La puerta de
la fe» (cf. Hch 14, 27), que introduce en la vida de comunión con Dios y
permite la entrada en su Iglesia, está siempre abierta para nosotros. Esto se
cumple cuando la Palabra de Dios se anuncia y el corazón se deja plasmar por la
gracia que transforma. Atravesar esa puerta supone emprender un camino que dura
toda la vida” (Porta Fidei, n.1).
9 enero: “Profesar la fe en la Trinidad – Padre, Hijo y Espíritu Santo – equivale
a creer en un solo Dios que es Amor (cf. 1 Jn 4, 8): el Padre, que en la
plenitud de los tiempos envió a su Hijo para nuestra salvación; Jesucristo, que
en el misterio de su muerte y resurrección redimió al mundo; el Espíritu Santo,
que guía a la Iglesia a través de los siglos en la espera del retorno glorioso
del Señor” (Porta Fidei, n.1).
10 enero: “Mientras que en el pasado era posible reconocer un tejido cultural
unitario, ampliamente aceptado en su referencia al contenido de la fe y a los
valores inspirados por ella, hoy no parece que sea así en vastos sectores de la
sociedad, a causa de una profunda crisis de fe que afecta a muchas personas.
Como la samaritana, también el hombre actual puede sentir de nuevo la necesidad
de acercarse al pozo para escuchar a Jesús, que invita a creer en él y a
extraer el agua viva que mana de su fuente (cf. Jn 4, 14)” (Porta Fidei, n.2-3).
11 enero: “Debemos descubrir de nuevo el gusto de alimentarnos con la Palabra de
Dios, transmitida fielmente por la Iglesia, y el Pan de la vida, ofrecido como
sustento a todos los que son sus discípulos (cf. Jn 6, 51). Creer en Jesucristo
es, por tanto, el camino para poder llegar de modo definitivo a la salvación”
(Porta Fidei, n.3).
12 enero: “Las enseñanzas del Concilio Vaticano II, según las palabras del beato
Juan Pablo II, «no pierden su valor ni su esplendor. Es necesario leerlos de
manera apropiada y que sean conocidos y asimilados como textos cualificados y
normativos del Magisterio, dentro de la Tradición de la Iglesia. […] Siento más
que nunca el deber de indicar el Concilio como la gran gracia de la que la Iglesia
se ha beneficiado en el siglo XX. Con el Concilio se nos ha ofrecido una
brújula segura para orientarnos en el camino del siglo que comienza»” (Porta
Fidei, n.5).
14 enero: “La renovación de
la Iglesia pasa también a través del testimonio ofrecido por la vida de los
creyentes: los cristianos están llamados efectivamente a hacer resplandecer la
Palabra de verdad que el Señor Jesús nos dejó. En esta perspectiva, el Año de
la fe es una invitación a una auténtica y renovada conversión al Señor. Dios,
en el misterio de su muerte y resurrección, ha revelado en plenitud el Amor que
salva y llama a los hombres a la conversión de vida mediante la remisión de los
pecados (cf. Hch 5, 31)” (Porta Fidei, n.6).
15 enero: “Es el amor de Cristo el que llena nuestros corazones y nos impulsa a
evangelizar. Hoy como ayer, él nos envía por los caminos del mundo para
proclamar su Evangelio a todos los pueblos de la tierra (cf. Mt 28, 19). Con su
amor, Jesucristo atrae hacia sí a los hombres de cada generación: en todo
tiempo, convoca a la Iglesia y le confía el anuncio del Evangelio, con un
mandato que es siempre nuevo. Por eso, también hoy es necesario un compromiso
eclesial más convencido en favor de una nueva evangelización para redescubrir
la alegría de creer y volver a encontrar el entusiasmo de comunicar la fe”
(Porta Fidei, n.7).
16 enero: “La fe, en efecto, crece cuando se vive como experiencia de un amor que
se recibe y se comunica como experiencia de gracia y gozo. Nos hace fecundos,
porque ensancha el corazón en la esperanza y permite dar un testimonio fecundo:
en efecto, abre el corazón y la mente de los que escuchan para acoger la
invitación del Señor a aceptar su Palabra para ser sus discípulos. Como afirma
san Agustín, los creyentes «se fortalecen creyendo»” (Porta Fidei, n.7).
17 enero: “Redescubrir los contenidos de la fe profesada, celebrada, vivida y
rezada, y reflexionar sobre el mismo acto con el que se cree, es un compromiso
que todo creyente debe de hacer propio, sobre todo en este Año. El cristiano no
puede pensar nunca que creer es un hecho privado. La fe es decidirse a estar
con el Señor para vivir con él. Y este «estar con él» nos lleva a comprender
las razones por las que se cree. La fe, precisamente porque es un acto de la
libertad, exige también la responsabilidad social de lo que se cree” (Porta
Fidei, n.9-10).
18 enero: “No podemos olvidar que muchas personas en nuestro contexto cultural,
aún no reconociendo en ellos el don de la fe, buscan con sinceridad el sentido
último y la verdad definitiva de su existencia y del mundo. Esta búsqueda es un
auténtico «preámbulo» de la fe, porque lleva a las personas por el camino que
conduce al misterio de Dios. La misma razón del hombre, en efecto, lleva
inscrita la exigencia de «lo que vale y permanece siempre” (Porta Fidei, n.
10).
19 enero: La utilidad del Catecismo de la Iglesia Católica: “Para acceder a un conocimiento sistemático del contenido de la fe, todos
pueden encontrar en el Catecismo de la Iglesia Católica un subsidio precioso e
indispensable. Es uno de los frutos más importantes del Concilio Vaticano II.
Precisamente en este horizonte, el Año de la fe deberá expresar un compromiso
unánime para redescubrir y estudiar los contenidos fundamentales de la fe, sintetizados
sistemática y orgánicamente en el Catecismo de la Iglesia Católica” (Porta
Fidei, n.11).
21 enero: “En su
estructura, el Catecismo de la Iglesia Católica presenta el desarrollo de la fe
hasta abordar los grandes temas de la vida cotidiana. A través de sus páginas
se descubre que todo lo que se presenta no es una teoría, sino el encuentro con
una Persona que vive en la Iglesia. A la profesión de fe, de hecho, sigue la
explicación de la vida sacramental, en la que Cristo está presente y actúa, y
continúa la construcción de su Iglesia. Del mismo modo, la enseñanza del
Catecismo sobre la vida moral adquiere su pleno sentido cuando se pone en
relación con la fe, la liturgia y la oración.” (Porta Fidei, n.11).
22 enero: “El Catecismo de la Iglesia Católica podrá ser en este Año de la Fe un
verdadero instrumento de apoyo a la fe, especialmente para quienes se preocupan
por la formación de los cristianos, tan importante en nuestro contexto
cultural. (Hay una nota con indicaciones pastorales de la Congregación
para la Doctrina de la Fe) que se ofrece a la Iglesia y a los creyentes algunas
indicaciones para vivir este Año de la fe de la manera más eficaz y apropiada,
ayudándoles a creer y evangelizar.” (Porta Fidei, n.12).
23 enero: “La fe está sometida más que en el pasado a una serie de interrogantes
que provienen de un cambio de mentalidad que, sobre todo hoy, reduce el ámbito
de las certezas racionales al de los logros científicos y tecnológicos. Pero la
Iglesia nunca ha tenido miedo de mostrar cómo entre la fe y la verdadera
ciencia no puede haber conflicto alguno, porque ambas, aunque por caminos
distintos, tienden a la verdad.” (Porta Fidei, n.12).
24 enero: “A lo largo de este Año, será decisivo volver a recorrer la historia de
nuestra fe, que contempla el misterio insondable del entrecruzarse de la
santidad y el pecado. Mientras la santidad pone de relieve la gran contribución
que los hombres y las mujeres han ofrecido para el crecimiento y desarrollo de
las comunidades a través del testimonio de su vida, el pecado debe suscitar en
cada uno un sincero y constante acto de conversión, con el fin de experimentar
la misericordia del Padre que sale al encuentro de todos.” (Porta Fidei, n.13).
25 enero: “Durante este Año de la Fe, tendremos la mirada fija en Jesucristo, «que
inició y completa nuestra fe» (Hb 12, 2): en él encuentra su cumplimiento todo
afán y todo anhelo del corazón humano. La alegría del amor, la respuesta al
drama del sufrimiento y el dolor, la fuerza del perdón ante la ofensa recibida
y la victoria de la vida ante el vacío de la muerte, todo tiene su cumplimiento
en el misterio de su Encarnación. En él, muerto y resucitado por nuestra
salvación, se iluminan plenamente los ejemplos de fe que han marcado los
últimos dos mil años de nuestra historia de salvación.” (Porta Fidei, n. 13).
26 enero: “Por la fe, María acogió la palabra del Ángel y creyó
en el anuncio de que sería la Madre de Dios en la obediencia de su entrega (cf. Lc 1, 38). Con gozo y temblor dio a luz a
su único hijo, manteniendo intacta su virginidad (cf. Lc 2, 6-7). Con la misma fe siguió al
Señor en su predicación y permaneció con él hasta el Calvario (cf. Jn19, 25-27). Con fe, María
saboreó los frutos de la resurrección de Jesús y, guardando todos los recuerdos
en su corazón (cf. Lc 2, 19.51), los transmitió a los Doce,
reunidos con ella en el Cenáculo para recibir el Espíritu Santo (cf. Hch 1, 14; 2, 1-4).” (Porta Fidei, n.13).
28 enero: “Por la fe, los Apóstoles
dejaron todo para seguir al Maestro (cf. Mt 10, 28). Creyeron en las palabras con
las que anunciaba el Reino de Dios, que está presente y se realiza en su
persona (cf.Lc 11, 20).
Vivieron en comunión de vida con Jesús, que los instruía con sus enseñanzas,
dejándoles una nueva regla de vida por la que serían reconocidos como sus
discípulos después de su muerte (cf. Jn 13, 34-35). Por la fe, fueron por el
mundo entero, siguiendo el mandato de llevar el Evangelio a toda criatura (cf. Mc 16, 15) y, sin temor alguno,
anunciaron a todos la alegría de la resurrección, de la que fueron testigos
fieles.” (Porta Fidei,
n.13).
29 enero: “Por la fe, los discípulos formaron la primera
comunidad reunida en torno a la enseñanza de los Apóstoles, la oración y la
celebración de la Eucaristía, poniendo en común todos sus bienes para atender
las necesidades de los hermanos (cf. Hch 2, 42-47). Por la fe, los mártires
entregaron su vida como testimonio de la verdad del Evangelio, que los había
trasformado y hecho capaces de llegar hasta el mayor don del amor con el perdón
de sus perseguidores.” (Porta Fidei, n.13).
30 enero: “Por la fe, hombres y mujeres han consagrado su vida a
Cristo, dejando todo para vivir en la sencillez evangélica la obediencia, la
pobreza y la castidad, signos concretos de la espera del Señor que no tarda en
llegar. Por la fe, muchos cristianos han promovido acciones en favor de la
justicia, para hacer concreta la palabra del Señor, que ha venido a proclamar
la liberación de los oprimidos y un año de gracia para todos (cf. Lc 4, 18-19).” (Porta Fidei, n.13).
31 enero: “Por la fe, hombres y mujeres de toda edad, cuyos
nombres están escritos en el libro de la vida (cf.Ap 7, 9; 13, 8), han confesado a lo largo
de los siglos la belleza de seguir al Señor Jesús allí donde se les llamaba a
dar testimonio de su ser cristianos: en la familia, la profesión, la vida
pública y el desempeño de los carismas y ministerios que se les confiaban. También
nosotros vivimos por la fe: para el reconocimiento vivo del Señor Jesús,
presente en nuestras vidas y en la historia.” (Porta Fidei, n.13).
01 febrero: “El Año de la fe
será también una buena oportunidad para intensificar el testimonio de la
caridad. La fe sin la caridad no da fruto, y la caridad sin fe sería un sentimiento
constantemente a merced de la duda. La fe y el amor se necesitan mutuamente, de
modo que una permite a la otra seguir su camino. Gracias a la fe podemos
reconocer en quienes piden nuestro amor el rostro del Señor resucitado es
compañera de vida que nos permite distinguir con ojos siempre nuevos las
maravillas que Dios hace por nosotros.” (Porta Fidei, n. 14).
02 febrero: “«Que la Palabra del Señor siga avanzando y sea glorificada» (2 Ts 3, 1):
que este Año de la fe haga cada vez más fuerte la relación con Cristo, el
Señor, pues sólo en él tenemos la certeza para mirar al futuro y la garantía de
un amor auténtico y duradero. Nosotros creemos con firme certeza que el
Señor Jesús ha vencido el mal y la muerte, (…) y la Iglesia, comunidad visible
de su misericordia, permanece en él como signo de la reconciliación definitiva
con el Padre.” (Porta Fidei,
n.15).